
Luego de perder el sábado último ante Los Pibes surgieron algunos interrogantes sobre el sistema de juego empleado. La 2-3-1 puede ser una alternativa viable
Ante todo, vayamos a los libros. Según Wikipedia, la táctica es, en términos generales, un método empleado con el fin de conseguir un objetivo. En el plano futbolístico, este término hace referencia a todas aquellas acciones de ataque y defensa que se pueden realizar para sorprender o contrarrestar a los adversarios en el transcurso del partido con el balón en juego.
¿Cuál es la mejor táctica? Es aquella que potencia las virtudes de sus jugadores y la que disimula los defectos de estos. Pero vayamos a los ejemplos prácticos. En una cancha de 7, los sistemas básicos que se pueden utilizar son 2-3-1, 2-2-2 ó 3-2-1. Generalmente vinimos usando la última nombrada, pero hubo un problema: no había mediocampo y terminaba haciéndose un equipo largo.
Si se juega con sólo dos defensores, estos no deben abandonar nunca su posición. Los volantes externos estarán obligados a subir y bajar constantemente. En el 2-3-1 es indispensable la figura del volante central. Este jugador debe jugar siempre atrás o a lo sumo en la misma línea que los mediocampistas externos, pero jamás adelante. Cuando no se tiene la pelota, tantos los defensores como volantes deben recuperar posiciones, de tal forma que queden todos atrás de la línea de la pelota.
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"Con la táctica adecuada, hasta el más mediocre salva la ropa" Claudio Giglioni
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